TnH Especial

TSUKI NO HIKARI

ESCENA ESPECIAL

Durante décadas los vampiros y hombres lobo trataron de destruirse en una cruel guerra la cual tuvo fin con la muerte del anterior rey de los vampiros y la llegada de una nueva camada de cachorros híbridos, es decir, los hijos de un vampiro con un licántropo. Estos dos eventos pusieron fin a tan sangrienta historia y ahora ambas especies trataban de vivir en armonía.

Los territorios habitados por vampiros y hombres lobo se dividían en cinco regiones: norte, sur, este, oeste y central. En ésta última había una colina muy especial en la cual se encontraban dos niños, uno azabache ojinegro de ocho años y un rubio ojiazul de siete. Ellos eran Uchiha Sasuke, hijo del actual líder de los licántropos (Sabaku no Gaara) y del primer príncipe de los vampiros (Uchiha Sai), y Namikaze Naruto, hijo del actual rey de los vampiros (Uchiha Itachi) y del segundo al mando de los hombres lobo (Namikaze Deidara). Ambos estaban parados frente a una tumba y a lado de ella se hallaba una enorme placa de piedra con cientos de nombres tallados.

-Naruto Ji-chan, Sasuke Ji-san y su cachorrito están ahí –comentó el pequeño rubio

-Sí –contestó el otro con seriedad-. Lo que les ocurrió fue muy cruel.

Hacía un tiempo que los padres de ambos les platicaron sobre cómo se desencadenó la guerra entre vampiros y hombres lobo que duró cerca de cien años, todo con la muerte de las dos personas que se encontraban sepultadas ahí por estar esperando un hijo a pesar de ser de distintas especies, sin embargo a ellos dos nunca les importó. Uchiha Sasuke (anterior segundo príncipe de los vampiros y hermano menor de Itachi) y Namikaze Naruto (primogénito del anterior líder de los licántropos y hermano mayor de Deidara) se habían enamorado de verdad y no les importó sacrificarlo todo si tenían al menos una esperanza de poder estar juntos. Lamentablemente esto no pudo realizarse en vida, pero incluso se persiguieron hasta la muerte. Irónicamente la guerra terminó trayendo consigo una nueva camada de niños híbridos, los cuales a pesar de ser pequeños eran conscientes de la responsabilidad que tenían dentro de esa nueva forma de vivir.

-¿Sabes, teme? Después de todo creo que ellos tuvieron un final feliz.

-¿Por qué lo dices, dobe?

-Ellos murieron –miró la tumba-, pero siguen juntos, ¿no? Por eso creo que son felices.

Sasuke notó de reojo que el pequeño rubio parecía triste contemplando la tumba. No lo culpaba, él también sentía una rara mezcla de melancolía y tristeza cuando estaba en ese lugar. Y aún así a veces ambos tenían una extraña necesidad de visitar la tumba de las dos personas cuyos nombres compartían.

-Supongo que tienes razón –contestó él

-Oye, Sasu-chan… Tú nunca vas a dejarme, ¿verdad?

Sintió cómo el de ojos azules lo sujetaba de la mano sin apartar la mirada. El moreno sonrió levemente y le devolvió el agarre con fuerza, quería transmitirle seguridad.

-No tienes tanta suerte, usuratonkachi –se puso serio e hizo que sus ojos se cruzaran-. Te lo juro, Naru, yo nunca voy a apartarme de ti. Y si por alguna razón nos separamos, ten por seguro que te buscaré y volveré a encontrarte.

Naruto sonrió radiante y lo abrazó con fuerza al tiempo que asentía enérgicamente. Creía ciegamente en el azabache, si él se lo prometía entonces estaba seguro de que lo cumpliría.

Desde poco más de un siglo atrás, Namikaze Naruto y Uchiha Sasuke estaban sepultados en esa tumba junto a su hijo nonato. Sin embargo, frente a ellos ahora se encontraban otros Namikaze Naruto y Uchiha Sasuke visitándolos. Algún día esos dos niños crecerían y seguramente llegaría el momento en que al fin pudieran tener a un cachorro entre sus brazos. Y entonces al fin se convertirían en la familia feliz que estaban destinados a formar.