Memorias de nuestra nueva vida IV

IV

NAMIKAZE KAZUYA Y UCHIHA SHIZUKA

 

En la aldea de Konoha había dos niños realmente cercanos a pesar de llevarse dos años: Namikaze Kazuya (9 años) y Uchiha Shizuka (8 años). El primero era pelirrojo de ojos color amatista mientras que el menor tenía cabello negro y ojos azules. Físicamente no se parecían en nada, sus personalidades también tenían diferencias, sin embargo eso no cambiaba el lazo de sangre que los unía: eran primos.

 

Quizá por ser ambos varones es que eran tan apegados, pues aunque también eran muy cercanos a la primogénita de su generación, Uchiha Hatsuki (12 años), la niña más consentidora que conocían, la relación de ellos dos resultaba muy peculiar.

 

-¡Kazu! –saludó Shizuka con alegría

El pelinegro lo esperaba sentado en la rama de un árbol, así que Kazuya alzó la mano sonriendo levemente. Él era más tranquilo, quizá por ser el mayor, sin embargo sus formas de ser resultaban complementarse muy bien.

-¿Esperaste mucho? –le preguntó

-No, es sólo que hui de nee-chan antes de que quisiera ponerme otro de los disfraces que confecciona. Me da miedo que la costura sea su pasatiempo.

-Y tú su modelo favorito.

-Eso no es cierto, yo creo que prefiere a Ruri-chan, después de todo es niña.

Kazuya debía darle la razón. Su hermanita Ruri (6 años) y su prima eran muy unidas a pesar de la diferencia de edad entre ellas, quizá se trataba de un lazo especial por ser las únicas mujeres del clan en Konoha (su tía Miku y su familia vivían en Suna). Aunque eso también traía problemas a su hermanito Keiichi (6 años), quien prefería escapar con sus amigos.

-Como sea. ¿Quieres entrenar, Shizurin?

-¡Sí!

El Namikaze tenía los agudos sentidos de su pelirrojo padre, sin embargo no podía confiarse, pues a pesar de todavía ser pequeño el chakra y técnicas de Shizuka se asemejaban mucho a las de su abuelo Sasuke, incluso a veces tomaba una actitud algo escalofriante, aunque eso también podría ser herencia de su abuelo Gaara.

-¡Y después vamos por unos dulces, Kazu!

El aludido sonrió, asintiendo. Tampoco se podía ignorar que el Uchiha podía llegar a ser tan dulce y tierno como Yuuzuki y Naruto.

-Bien, veamos si ya puedes vencerme. Lanza tu mejor ataque, Shizurin.

 

Mientras practicaban, Shizuka no podía dejar de sentir admiración por el otro. Era su primo, pero lo veía más como un hermano mayor, ejemplo a seguir y mejor amigo. El pelirrojo era alguien muy responsable y confiable a pesar de su edad, igual que su tío Fumiya (28 años) según lo que su papá le había platicado. Y también muy protector. Resultaba tan gracioso cuando la hacía de niñera para sus hermanitos, esos inquietos remolinos eran los únicos que podían hacerle perder los estribos.

 

Unas horas después terminaron su entrenamiento y caminaban por las calles de Konoha. Los aldeanos los saludaban con alegría al pasar, después de todo eran los nietos de su preciado Hokage. A eso sumémosle que varias niñas se sonrojaban al verlos pasar y cuchicheaban emocionadas.

-Eres muy popular, Kazu.

-Pues tú no te quedas atrás. Otou-san me contó que Shizui Ji-san siempre tuvo muchas admiradoras, pero como desde muy pequeño se enamoró de Yuuzuki Ji-chan nunca les hizo caso.

-Y además Tou-chan puede ser muy celoso, jajajaja.

Kazuya también sonrió. Sí, él quería muchísimo a su primo, puede que incluso algunos pudieran malinterpretarlo, pero no se trataba de ningún sentimiento romántico. Shizuka era más que su primo, era como otro preciado otouto, su mejor amigo y quien mejor lo comprendía. Su abuelo Naruto decía que su lazo se asemejaba mucho al que tenían su tío Shizui (33 años) y su padre Fumiya. Por eso velaría por él hasta que ambos encontraran a su complemento así como sus padres y abuelos lo hicieron.