Presentación

"Él es mi amigo más querido y el más cruel de mis rivales,

mi confidente y el que me traiciona,

el que me apoya y el que de mí depende;

y lo más espantoso de todo:

es mi igual"



domingo, 18 de enero de 2015

Escena HnF V

Del moreno padre y el tercer hijo

Sasuke se encontraba en casa terminando de vestir a su pequeño hijo Fumiya (2 años). Shizui (7 años) estaba en la Academia; Naruto se fue a su oficina pero antes pasaría a dejar a su hija Miku (4 años) en casa de Kiba y Shino, ya que pronto entraría a la Academia Tsubame (casi 6 años), la primogénita de ellos dos y las niñas ya no podrían jugar mucho. El Uchiha mayor tenía el día libre, por eso se encargaría de su pequeño pelirrojo.
-Bien, ya estás listo –el bebé lo miraba fijamente-. Hoy acompañarás a Otou-san a algunos mandados.
Fumiya era el más tranquilo de sus hijos, no solía hacer escándalo salvo cuando reclamaba la atención de su rubio padre. Sasuke caminaba por la aldea con el niño en brazos, notando cómo algunos los observaban de reojo. Si analizaban detenidamente a Fumiya, él no poseía rasgos físicos como los de Sasuke, razón por la que algunos lo miraban raro, pero eso no le importaba al Uchiha. Él amaba a su pequeño y estaba muy orgulloso de él.

Con algunas bolsas ya a cuestas, el moreno buscaba unas cosas que le encargó su esposo. Sólo faltaba obtener más pañales, leche y ramen.
-No debí dejar que ese dobe les enseñara a comer ramen –suspiró-. Espero que a ti te gusten los tomates, Fumiya.
-Tomate –balbuceó moviendo sus manitas
-Exactamente –le sonrió con cariño-. Y algunos dulces para ti y tus hermanos.
-Ramen.
-… De acuerdo, también ramen. Eres igual de chantajista que ese dobe.
Algunas mujeres presenciaron la escena. No pudieron controlar las expresiones embelesadas ante la interacción de pare e hijo. Un par de osadas chicas se les acercaron demasiado, lo cual no fue del agrado del moreno. No las alejó de inmediato porque, siendo esposo del Hokage, había una imagen que mantener (hasta cierto límite, claro).
-Buenos días, Uchiha-sama –saludaron ambas
-Buenos días.
-Es raro verlo pasear a solas con su bebé –comentó una
-Se nota que lo cuida y quiere mucho –dijo la otra intentando acariciar al niño
Sasuke arrugó el ceño ante sus obvios coqueteos. Iba a ponerlas en su lugar y recordarles quién era su adorado consorte cuando una mata de cabello rojo se removió entre sus brazos y un enfurruñado bebé lo miró fijamente con sus ojitos azules.
-Otou… casa –exigió apartando de un manotazo los dedos que había intentado tocarlo
-Tienes razón, vamos a casa –dio media vuelta y reanudó su marcha, dejando a esas dos desconcertadas y hasta avergonzadas

Cuando estuvieron lo suficientemente lejos, el Uchiha no pudo reprimir la soberbia sonrisa que se plasmó en su rostro y con cariño despeinó el cabello de su hijo, quien también rió ante el toque de su padre. Su bebé era muy tranquilo, pero cuando sonreía con alegría lo hacía igual que su rubio progenitor.
-Físicamente te pareces muchísimo a él, pero si así será tu carácter, nadie podrá poner en duda que eres mi hijo.
Quizá el bebé era más apegado a Naruto, pero no cabía duda que también amaba a su moreno padre y pasar tiempo juntos. Sasuke se encargaría de velar porque creciera sano y fuerte esperando que un día pudiera encontrar a una persona maravillosa así como él que tuvo la fortuna de conocer a cierto usuratonkachi.


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